Lo visceral y lo académico
- Gabriel E Ibarra Rodriguez

- Feb 16, 2023
- 2 min read
Updated: Apr 30, 2023

Existen diversas maneras de definir lo que es la arquitectura, pero podemos proponer que en su definición mas sencilla una obra arquitectónica posee dos cualidades esenciales: funcionalidad y expresión artística. A través de la historia, distintos arquitectos han desarrollado sus propias ideas acerca del propósito de la arquitectura: algunos valoran espacios que expresen ideas o evoquen emociones viscerales, de la misma forma que lo haría una gran obra de arte, sin considerar limitaciones físicas o la factibilidad de sus obras; otros optan por una metodología académica en donde la expresión de la forma es producto de una serie de decisiones racionales en torno a la función de los elementos que componen el espacio. La obra de dos arquitectos franceses del siglo XVIII y XIX, Étienne-Louis Boullée y Jean-Nicolas-Louis Durand, ejemplifican el acercamiento visceral y la postura académica en sus obras respectivas.

Étienne-Louis Boullée estaba interesado en explorar las cualidades emocionales y espirituales de la arquitectura. Sus obras se caracterizaban por estructuras grandiosas, de otro mundo, a menudo inspiradas en ruinas antiguas y en la arquitectura clásica. Una de las obras más reconocidas de Boullée, el Cenotafio para Isaac Newton, ejemplifica muchos de los rasgos que comparten los diseños de Boullée: una estructura monumental de escala imposible, en su composición formal recurre a formas geométricas simples y su ornamentación es mínima. Adicionalmente, el uso de la luz es otro recurso sumamente importante en la obra de Boullée, ya que dramatiza y realza los sentimientos que desea evocar en sus diseños. Por ejemplo, el espacio contenido dentro de la enorme esfera que compone el Cenotafio recibe luz del día a través de una serie de perforaciones en la corteza de dicha esfera, de tal modo que estas perforaciones crean la imagen de un cuerpo celeste en la superficie de la bóveda.

En cambio, la arquitectura de Durand estaba fundamentada en la racionalidad, en la economía y en el pensamiento científico. Durand fue discípulo de Boullée, no obstante, su postura en cuanto al diseño arquitectónico es en muchos sentidos totalmente opuesta a las ideas utópicas de su maestro. El objetivo de Durand dentro de la disciplina fue crear un lenguaje arquitectónico estandarizado que pudiera reproducirse fácilmente y adaptarse a diferentes contextos. En otras palabras, identifico una serie de tipologías intemporales, las cuales podrían ser reinterpretadas en obras nuevas, y las compiló en su libro "Précis des lectures d'architecture" (Resumen de las conferencias sobre arquitectura). En este texto expuso un enfoque sistemático de la arquitectura que hacía hincapié en el uso de unidades modulares, medidas estandarizadas y una paleta limitada de materiales.

Aunque fueron contemporáneos, sus enfoques en la arquitectura fueron radicalmente distintos de uno al otro: la obra de Boullée se caracterizaba por sus cualidades etéreas y de otro mundo, mientras que Durand era partidario de un método de arquitectura estandarizada. A pesar de sus diferencias, Durand y Boullée compartían un interés común por el papel de la arquitectura en la sociedad. Durand creía que la arquitectura podía utilizarse como herramienta para el progreso social y político, mientras que Boullée la veía como un medio para expresar verdades y valores universales. Ambos arquitectos contribuyeron decisivamente a marcar el rumbo de la arquitectura de su época, y su influencia aún puede sentirse hoy en día.




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