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Singularidad arquitectónica: Frank Gehry

Writer: Gabriel E Ibarra RodriguezGabriel E Ibarra Rodriguez

Updated: May 25, 2023



Atacar la arquitectura contemporánea desde cualquier ángulo es un ejercicio sumamente difícil. Cada vez más nos percatamos que la disciplina está dentro de un proceso de evolución y cambio: es difícil decir si existe un estilo predominante o uno que simbolice nuestra época, como lo fue quizás el estilo internacional; difícil ubicar aquellas grandes escuelas que influyen sobre la disciplina, como lo hizo la Bauhaus en Alemania y luego sus profesores expatriados en los Estados Unidos. Existen un sinnúmero de disparidades entre la variedad de obras de tantos arquitectos que se hace un poco imposible definir la arquitectura contemporánea. Entre todos los arquitectos, Frank Gehry es una figura que se desvía totalmente de toda escuela de pensamiento arquitectónico y escapa cualquier tipo de categorización estilística.


El Museo Guggenheim Bilbao es, sin duda alguna, la obra más conocida y famosa del arquitecto canadiense Frank Gehry. El gobierno vasco le propuso a la Fundación Solomon R‭. ‬Guggenheim que realizará el proyecto en la ruinosa zona portuaria de Bilbao, de manera que la razón del diseño fue sobre todo atraer la atención del mundo. No es un escenario único para un proyecto de museo, y aún menos por ser de la Fundación Guggenheim, ya que anteriormente habían contratado a Frank Lloyd Wright para diseñar el Museo Guggenheim de Nueva York. Y para este museo en Bilbao, Frank Gehry era precisamente el arquitecto necesario. La magnífica expresividad de las enormes formas escultóricas características de la obra de Gehry aquí evoca la figura de un barco, preservando la memoria del pasado portuario de la ciudad. La brillante piel escamosa de titanio que envuelve la figura y su superficie ondulada capta la luz para crear diversos grados de brillantez y tonalidades variadas. La elección de piedra caliza y vidrio para las demás superficies no parece del nada fuera de lugar y le hacen buen complemento a los volúmenes masivos de titanio.



Pero más allá del boom económico que significó esta obra para Bilbao, una de las mayores críticas a este proyecto es que el objeto escultórico creado por Gehry, que en sí mismo es la arquitectura, atrae más la atención que las obras contenidas dentro de sus espacios de exhibición, así perjudicando el propósito primordial del museo: un espacio para el arte. Estos comentarios son sumamente válidos, pero lo más sorprendente es que no son del todo imprevisibles, conociendo que el Guggenheim de Wright sufrió una crítica similar. Al fin y al cabo, el éxito del Museo de Guggenheim de Frank Gehry y sus repercusiones en la economía de Bilbao son innegables, por lo cual su gran escultura arquitectónica es efectivamente la nueva imagen de la ciudad.


¿Pero cómo podemos explicar el trayecto profesional que lleva a Frank Gehry a diseñar obras como el Museo Guggenheim en Bilbao? El documental "A Constructive Madness" nos presenta un vistazo al proceso creativo de Frank Gehry y la evolución de su estilo arquitectónico. Específicamente, el filme relata una comisión por parte de Peter Lewis, quien era presidente de la compañía de seguros Progressive, para diseñar una casa en Cleveland. Sin restricciones de tiempo, dinero o de diseño, el proyecto residencial se convirtió en un experimento de varios años, en el cual Gehry buscaba desafiar toda convención de la arquitectura para lograr la máxima expresión de su arte.


Elaborando en este tren de pensamiento acerca de la expresión en la arquitectura, podemos proponer que en su definición más sencilla una obra arquitectónica posee dos cualidades esenciales: función y arte. A través de la historia, distintos arquitectos han desarrollado sus propias ideas acerca del propósito de la arquitectura: algunos valoran espacios que expresen ideas o evoquen emociones viscerales, de la misma forma que lo haría una gran obra de arte, sin considerar limitaciones físicas o la factibilidad de sus obras; otros optan por una metodología académica en donde la expresión de la forma es producto de una serie de decisiones racionales en torno a la función de los elementos que componen el espacio. La obra del arquitecto francés del siglo XVII, Étienne-Louis Boullée, ejemplifica el acercamiento visceral y emotivo que vemos similarmente en Gehry.



Étienne-Louis Boullée estaba interesado en explorar las cualidades emocionales y espirituales de la arquitectura. Sus obras se caracterizaban por estructuras grandiosas, de otro mundo, a menudo inspiradas en ruinas antiguas y en la arquitectura clásica. Una de las obras más reconocidas de Boullée, el Cenotafio para Isaac Newton, ejemplifica muchos de los rasgos que comparten los diseños de Boullée: una estructura monumental de escala imposible, en su composición formal recurre a formas geométricas simples y su ornamentación es mínima. Adicionalmente, el uso de la luz es otro recurso sumamente importante en la obra de Boullée, ya que dramatiza y realza los sentimientos que desea evocar en sus diseños. Por ejemplo, el espacio contenido dentro de la enorme esfera que compone el Cenotafio recibe luz del día a través de una serie de perforaciones en la corteza de dicha esfera, de tal modo que estas perforaciones crean la imagen de un cuerpo celeste en la superficie de la bóveda.



De cierto modo, la obra irrealizada de Boullée marcó el rumbo de la arquitectura de su época por sus cualidades etéreas y de otro mundo, y su influencia aún puede sentirse hoy en día en arquitectos como Gehry. Al igual que Boullée, Gehry deseaba por la oportunidad de expresar su visión artística en un proyecto que trascendiera la obra típica de arquitectura banal. Con un presupuesto multimillonario y total libertad en su diseño, Lewis fue el cliente idóneo para realizar sus sueños como arquitecto y artista. Esta oportunidad única le permitió a Gehry explorar conceptos de diseño que expresaran formas observadas en la naturaleza o inspiradas por el cuerpo humano en movimiento. Pero en este periodo Gehry también se enfrentó a similar dilema que Boullée: las limitaciones impuestas por la gravedad y la tecnología de construcción. Quizás Boullée nació en la época equivocada, lo cual condenó su obra a existir solo en papel; por otro lado, Gehry ha marcado la historia de la arquitectura no solo por su expresividad artística, sino también por el mero hecho de que su obra se pueda construir.


Los diseños arquitectónicos con formas y superficies verdaderamente orgánicas (de geometría predominantemente curva y usualmente con cierto grado de irregularidad) han sido un evento reciente en la historia de la arquitectura, debido a la complejidad de manufactura de piezas superficies complejas y las dificultades en calibrar el margen de error en el ensamblaje de un edificio de tal índole. Esta problemática, y como algunos arquitectos han superado los parámetros de tolerancia a través de técnicas de construcción particulares y programas de tecnología BIM (Building Information Modelling), se discuten en el texto “A Matter of Tolerance” por Genevieve Baudoin. Utiliza de ejemplo la obra de Frank Gehry, la cual, por su libre expresión de formas orgánicas y superficies curvadas, ha requerido de estos programas de diseño digital y mucha consideración en cuanto al margen de error en su ensamblaje para lograr su construcción. Esta libertad artística en cuanto a la arquitectura ha sido construida no sólo por medio de herramientas digitales, sino también por una metodología constructiva que astutamente toma en consideración los parámetros de tolerancia.


En su ensayo, Genevieve Baudoin discute la naturaleza de la tolerancia dentro de los detalles arquitectónicos y los procesos de diseños que han desarrollado algunos arquitectos para controlar los errores que surgen en la construcción. Baudoin define tolerancia como la desviación que permitimos por error humano (y de máquina) en la instalación y creación de las partes que crean un edificio. Anticipamos estos errores mediante el diseño de detalles arquitectónicos que introducen cierto grado de tolerancia para acomodar no sólo las desviaciones involuntarias que surgen en la construcción, sino también aquellas producidas por procesos naturales como las características de los materiales, el modo en que se juntan, como envejecen y cómo estos se mueven independientemente uno del otro. En el caso de arquitectos que les interesa diseñar formas complejas, los modelos digitales, sobre todo aquellos creados a través de tecnología BIM han sido indispensables para lograr construir sus obras, ya que facilita el diseño de detalles y les permite así mayor control sobre los parámetros de tolerancia.


Particularmente, la oficina de Frank Gehry ha tenido gran influencia en el desarrollo de estas herramientas digitales de diseño, ya que les permite lograr traducir una idea artística compleja a una realidad construida. Por una parte, los programas de diseño le permiten a Gehry crear un modelo de su edificio de tal modo que las piezas que componen las pieles metálicas de sus obras puedan ser fabricadas precisamente y construidas dentro de un periodo de tiempo predeterminado. De otro lado, el método de “skinin” utilizado por Gehry es similar a aquel utilizado en la manufactura de automóviles, en donde primeramente se construye la estructura y luego de este esqueleto se sujeta la piel del edificio. Por tanto, la piel del edificio no expresa la forma de la estructura ya que queda separada de la estructura, así permitiendo que el revestimiento pueda ser ajustado para lograr la superficie lisa deseada.



En efecto, la obra de Gehry no es totalmente dependiente de la tecnología BIM, sino que el detalle constructivo utiliza una metodología particular que permite manejar los errores de la construcción y calibrar la apariencia fluida de la superficie. Como discute Baudoin, la precisión de los programas digitales realmente no toma en consideración el error humano inherente en la construcción. Por ende, Gehry no busca reducir los parámetros de tolerancia a través de la precisión que le permiten estos programas, sino que la tecnología BIM le permite mayor facilidad fabricación de las piezas superficiales y su ensamblaje. De modo que Gehry logra que sus proyectos sean realidad utilizando tanto programas de diseño digital, como también mediante el detalle de la construcción de una estructura con una expresión formal independiente de la superficie del revestimiento metálico característico de mucha de su obra.


El periodo de experimentación dedicado a las numerosas propuestas de diseño para la casa Lewis condujo a Gehry a estudiar materiales poco convencionales, estrategias tectónicas alternas y a la adopción de programas de diseño digital, los cuales le permitieron la construcción de las formas escultóricas que imaginaba. Las numerosas iteraciones en el diseño de la residencia marcaron no solo el transcurso del tiempo, sino también la evolución del estilo arquitectónico singular de Gehry. Como consecuencia del sinnúmero de alternativas de diseño que sufrió la casa Lewis, muchas de las ideas abandonadas para este proyecto fueron hechas realidad en otras obras del arquitecto. Entre la variedad de alternativas de diseño que propuso Gehry para la casa Lewis, podemos identificar conceptos de diseño que luego se realizaron en otras de sus obras: Pez Dorado en Barcelona, la masa amorfa contenida dentro del DZ Bank en Berlin y la composición volumétrica del Museo Guggenheim en Bilbao; todas tuvieron su origen en la residencia Lewis.


En fin, el siempre ambicioso Gehry voló demasiado cerca del sol. Su obsesión con la casa Lewis eventualmente condujo a un costo estimado de 80 millones de dólares para su construcción y el proyecto quedó irrealizado. Aun así, este esfuerzo creativo aparentemente fallido finalmente definió la futura obra de Gehry. La casa Lewis últimamente no fue construida, sin embargo, el proyecto fue de suma importancia para Gehry porque le permitió explorar y descubrir los métodos y el vocabulario formal que vemos en obras como el Museo Guggenheim en Bilbao. Más aún, el proyecto de la casa Lewis le permitió a Gehry una oportunidad de partir de la tradición, la convención y las normas de la arquitectura para así expresar su visión artística libremente. Todos los años que ocuparon el diseño de la residencia le permitieron desarrollar su estilo arquitectónico idiosincrático y extremadamente reconocible mediante la experimentación con formas, materiales y nuevos métodos de diseño. Afortunadamente, el fruto de su trabajo no es únicamente para el beneficio de Gehry: nosotros también podemos tomar inspiración de aquellas obras que una vez fueron un boceto de la residencia Lewis.







 
 
 

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